Esta Semana Santa, Melania y yo nos unimos en oración con los Cristianos que celebran la crucifixión y resurrección de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo, el Hijo viviente de Dios que venció la muerte, nos liberó del pecado y abrió las puertas del Cielo para toda la humanidad.
Comenzando con la entrada triunfal de Cristo en Jerusalén el Domingo de Ramos y culminando con el Triduo Pascual, que comienza el Jueves Santo con la Misa de la Cena del Señor, sigue el Viernes Santo y alcanza su punto culminante en la Vigilia Pascual la noche del Sábado Santo. Esta semana es un momento de reflexión para que los cristianos conmemoren la crucifixión de Jesús y preparen sus corazones, mentes y almas para su milagrosa resurrección de entre los muertos.
Durante esta semana sagrada, reconocemos que la gloria del Domingo de Pascua no puede llegar sin el sacrificio que Jesucristo realizó en la cruz. En sus últimas horas en la Tierra, Cristo soportó voluntariamente un dolor insoportable, la tortura y la ejecución en la cruz, impulsado por un profundo y perdurable amor por toda su creación. Por su sufrimiento, obtenemos redención. Por su muerte, somos perdonados de nuestros pecados. Por su resurrección, tenemos esperanza de vida eterna. En la mañana de Pascua, la piedra es removida, la tumba está vacía y la luz prevalece sobre la oscuridad, lo que indica que la muerte no tiene la última palabra.
Esta Semana Santa, mi Administración renueva su promesa de defender la fe cristiana en nuestras escuelas, fuerzas armadas, lugares de trabajo, hospitales y sedes gubernamentales. Nunca flaquearemos en la defensa del derecho a la libertad religiosa, la defensa de la dignidad de la vida y la protección de Dios en nuestra esfera pública.
Al centrarnos en el sacrificio redentor de Cristo, contemplamos su amor, humildad y obediencia, incluso en los momentos más difíciles e inciertos de la vida. Esta semana, oramos por un derramamiento del Espíritu Santo sobre nuestra amada nación. Oramos para que Estados Unidos siga siendo un faro de fe, esperanza y libertad para todo el mundo, y oramos por un futuro que refleje la verdad, la belleza y la bondad del reino eterno de Cristo en el Cielo.
Que Dios los bendiga a ustedes y a su familia durante esta época especial del año y que continúe bendiciendo a los Estados Unidos de América.
Source: WhiteHouse.org
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